martes, 27 de noviembre de 2012

Días de colegio

Con motivo del Día del Docente en España, les voy a contar un poco lo que fueron mis días de colegio. Nunca pierdan la memoria de lo que han vivido. Además, voy a dejar unas palabras de agradecimiento a mis maestros y profesores.
A día de hoy, aún recuerdo mi primer día de colegio. Recuerdo que mi madre me decía antes de salir de casa.
- Nena, ¿verdad que no vas a llorar?
Yo le contesté:
- No, mamá.
Después me pasé casi todo el día llorando y cuando mi madre vino a recogerme, la maestra le contó como había pasado yo el día.
Estaba asustada, pensaba que después de no cumplir lo que le dije en casa, me reñiría, cosa que no fue así. Me dijo:
- Verás como poco a poco te acostumbras. A mí me pasó lo mismo, yo tampoco quería que la abuela me dejase sola, pues no me gustaba mucho la escuela.
Ella también se sentía extraña, pues era mi primer día de colegio y sentía como que algo se le escapaba.
Al final me acostumbré. Aquí fue donde aprendí a colorear, el abecedario, a contar...
Cumplí 6 años y entré a la primaria. Otra vez igual, pues cambiaba de centro y estaba nerviosa por conocer a compañeros, maestros o como sería la clase. El tiempo se me hacía eterno, pero a los pocos minutos empezaron a sonar nuestros nombres por el altavoz. Pronto llegaron al mío, y una vez dicha toda la lista, cada grupo entró a clase con su correspondiente tutor/a. Una vez dentro, la maestra nos dijo las normas, donde estaba el perchero y demás y nos concedió a cada uno el sitio donde debíamos sentarnos durante el curso.
En este colegio aprendí a sumar, restar, multiplicar o dividir, pero por otra parte también fue en el que siempre me encontré sola, en el que la multitud me daba de lado, tal vez por mi timidez...
Pasaron los años, hasta que llegué al instituto, al que consideré mucho más que eso. Pues, entré muy cerrada, sin conocer apenas a nadie, pero mis profesores me ayudaron para que poco a poco me fuera acercando a la gente e hiciera amigos. La verdad, me ayudaron bastante.
Y ya por último, terminé mis cuatro años en el instituto y le tocaría el turno al bachillerato, escuela en la que también hice bastantes amistades y aunque cursos mucho más complicados, también aprendí.
No sé si cada escuela, colegio o instituto por los que he pasado, seguirán igual a como quedaron en mi recuerdo, pero lo que sí sé, es que en cada uno de ellos aprendí algo nuevo y el valor de la amistad o el que a veces no le queremos dar a nuestros maestros y profesores, pero la realidad, es que ellos nos educan y gracias a ellos a día de hoy somos las personas que somos.
Así que, quiero agradecer a mis compañeros, amigos y profesores que me ayudaron siempre, por el esfuerzo que han impuesto en mi enseñanza, pero especialmente a Antonia, mi profesora de inglés, porque fue una de las personas que más me ayudaron durante mi paso por el I.E.S. "Nazarí" y a Emilio, mi profesor de religión, por haberme ayudado tanto dentro como fuera de la escuela, por haberme dado consejo o ánimos en otros tantos momentos, y en definitiva, por todo. Mil gracias.
Y ya solo me queda decir que nunca sabré como agradecerles  a cada uno la ayuda que me prestaron y desearles muchas felicidades en este día.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Así soy

Me siento con ganas de escribir, de volver a sentir y decir como soy de principio a fin. Sé que resulta complicado describirse a uno mismo, pero lo intentaré.
Me encanta soñar cuando todo es silencio, cuando la noche cae, cierro los ojos e imagino. Cada mañana me levanto pensando en las cosas que voy a vivir, en como será mi día, en los sueños que aún no he soñado, y en cuantos puedo llegar a cumplir.
Cuando escucho esa canción que me gusta, que me hace recordar, que me emociona, voy viviendo cada minuto dentro de esa canción, de esos versos. Ese es mi camino, soñar, recordar, mirar, apreciar, seguir, luchar...
Cuando estoy triste me cuesta ver más allá de mi tristeza, y cuando se me acercan intento que no se me note, intento aparentar que estoy feliz, alegre, para que los que se encuentren en ese momento más tristes, comprendan que la tristeza es pasajera, que como viene, se va y dejará paso a la más tierna sonrisa, porque nada vale más que una sonrisa. Aunque, quién de verdad me conoce, sabe que soy luchadora hasta el final e insistente y persistente por las cosas que quiero o creo.
Por otra parte, me considero amiga de mis amigos y dispuesta a ayudar siempre que pueda. Creo que la mejor manera de demostrar a alguien que le importas, es ayudando en todo lo que se pueda y no dejando a la persona a la primera de cambio.
Me gusta agradecer las cosas, aunque sea bastante tímida, pero es porque me cuesta expresarme a los demás, no puedo expresar lo que pienso y siento con palabras, por eso escribo.
Me gusta ser como soy, respetuosa, callada, yo misma, sintiendo y expresando sentimientos...

viernes, 23 de noviembre de 2012

Reflexión

A veces la gente, se deja llevar por otras personas haciendo lo que los demás quieren que hagan, sin detenerse a pensar por un instante que es lo que realmente quieren hacer, que es lo que quieren cumplir o adonde quieren llegar. No vivamos por los demás, vivamos por nosotros mismos. No soñemos la vida que no hemos vivido, vivamos la vida que hemos soñado. No permitamos que nada ni nadie trastoque nuestros planes y así, con constancia, esfuerzo y dedicación, lograremos alcanzar nuestras propias metas y conseguiremos todo aquello que nos propongamos en la vida, porque el tiempo pasa y solo queda la historia que cada uno escribe. Vivamos el presente y construyamos nuestro futuro.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Un sueño

No me tengo por poeta ni escritora de buen calibre, como tampoco escribo por vocación. Pues únicamente escribo con corazón.
No sé la hora que sería exactamente, pero era de madrugada. Me desperté porque había estado soñando. Cogí lápiz y papel con la intención de que no se me olvidase nada de aquel sueño, fui ordenándolo mentalmente y ahora me dirijo a plasmarlo en este blog, mi blog.
Estaba en una montaña que jamás había visitado, sin nada y sin nadie. Era raro, pues por mucho que caminara y caminara, no sentía sensación de sed ni cansancio. Eso me tranquilizaba bastante, pues se pasaba el tiempo y ni cuenta yo me daba. ¡Como dormida en una gigantesca nube yo estaba! En ese momento dejé de soñar, pero seguí viviendo todo mi sueño como si no tuviese un final y de una realidad se tratase. Aún parecía que en mí permanecía.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Olvido

Este poema va dedicado a esa mujer que siempre fue tan luchadora a la vez que coqueta, pero que con el paso del tiempo dejó de recordar el presente y vuelve a su niñez e historias pasadas a cada paso que da; es como un " castillito de arena" al cuál un niño hace un molde con un cubo y le sale muy bien, pero después llega una ola y lo destroza, se lo lleva todo.


Siento que no seas la de antes,
que tus días a veces sean tristes,
o que algunas veces tengas miedo
por no saber adonde ir.
Me duele que poco a poco dejes de ser quién fuiste,
que olvides lo que un día aprendiste.
Luchamos cada día por tí, por nosotros,
no nos deja vivir la impotencia que sentimos de no admitir que poco a poco te vas "apagando".
Luchamos porque comas, porque lleves el pelo como siempre te gustó.
Luchamos porque no dejes de ser tú misma.
Gracias por sacarme de paseo, por haberme llevado al cole y recogerme después.
Perdónanos si olvidamos que tú olvidaste cuando es nuestro día,
si a veces pedimos que nos llames por nuestro nombre.
Nosotros siempre recordaremos historias que nos contabas.
Nos sentiremos siempre orgullosos por lo que fuiste, por lo que eres
y de llevar tu sangre.

¿Quién dice cuando se acaba lo viejo y empieza lo nuevo?

No es un día del calendario, un cumpleaños... Siempre comenzaremos etapas nuevas, estamos en pleno desarrollo ante la sociedad y ante nosotros mismos. Necesitamos seguir progresando, con la ayuda de tantas personas, de nuestro propio empeño en conseguir algo, nuestro esfuerzo... Es verdad que alguna vez nos topamos con personas que no nos aportan nada. A ellas, hay que olvidarles.  Siempre hay que rodearse de gente que realmente valga la pena, que nos quieran ayudar de alguna manera... Yo, para lo que necesiten, aquí estoy.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Examen final

Ella pasó toda la noche estudiando y recordando para su examen final de matemáticas. No había obtenido buenas notas en los exámenes parciales. Nunca había entendido bien eso del álgebra, de las ecuaciones... Siempre habían sido una pesadilla para ella, por mucho que estudiará las reglas de cada cosa no era lo suyo. Después de dos horas de sueño se levantó con pereza e invocaba al espíritu santo para que todo aquella vez le saliera bien y aprobar el examen, le rezaba a todos los santos. Sentada en el autobús, camino a la escuela, repasaba los problemas que sabía podían caer. Al llegar a clase, las mesas ya estaban separadas para evitar que se copiaran los compañeros. Se empezaron a repartir los exámenes y un folio. La chica, echa un primer vistazo y quiere llorar, de repente, ya no se acuerda de nada.
Después, intenta leer con más calma el examen. Se da cuenta de que puede hacer el problema número dos. Observaba a su alrededor, algunos compañeros concentrados, escribiendo y tecleando en la calculadora, y otros, con la mirada perdida, típica del que no sabe nada. Pero, ella sigue avanzando y en cuestión de media hora más o menos, ha hecho ya casi la mitad del examen. No es que comprendiera lo que hacía, pero memorizaba todo lo que podía.
Después de recordar los problemas que pudo, llega a otros más complejos. Revisa los problemas que le faltan, pero no los entiende. Aún así resuelve unos pocos problemas más, pero sin recordar el procedimiento que debía seguir.
Era una mañana soleada y un poco calurosa. Se podía observar por las ventanas la ausencia de nubes. Por un momento ella no sabe que hacer y se entretiene mirando una pareja de novios que están afuera, sentados en un banco. El profesor se pasea por la clase y mira su examen. Al verlo, nota que los últimos problemas no están bien resueltos, enarca las cejas, resopla y sigue su camino. Esto pone más nerviosa a la chica, que según ella debía de sacar una muy buena nota para aprobar.
Una alumna con minifalda y tacones altos se dirige hacia el profesor. Al pasar, deja en el aire su olor a perfume. Sus pasos resuenan en toda la clase. Los chicos no dejan de mirar a la coqueta, dejando en segundo lugar el examen. La muchacha tutea al profesor y le plantea sus dudas, pero lo que quiere es asegurarse de que todo el examen está correcto, por lo que el profesor le mira el examen. Cree estar segura de que aprobará, pero no está totalmente segura. Vuelve a dejar el olor a perfume mientras regresa a su mesa y el ritmo de sus tacones vuelve a resonar.
El tiempo corre y algunos alumnos entregan el examen ya. Los más aplicados lo han resuelto todo bastante bien. Otros se dan prisa en entregar el examen porque no saben nada más.
- Quince minutos para que acabe el examen- dice el profesor.
Algunos alumnos exclaman preocupados, tratando de resolver los problemas que le faltan. La chica del principio tiene dos problemas que no sabe como plantear y decide dejarlos en blanco. Revisa rápidamente los problemas que resolvió y piensa que ya es hora de entregar su examen.
- Diez minutos para terminar el examen, jóvenes- vuelve a anunciar el profesor.
Decide entregarlo, pero cuando se va a levantar escucha alzar la voz al profesor.
- ¿Qué es esto?- pregunta  a un alumno, al descubrir una hoja con los problemas resueltos.
El alumno se queda callado. Resignado, espera sentencia. El profesor le coge el examen, le pone un cero y le dice al alumno que se vaya. Todo el mundo que allí quedaba se queda mirándolo. El chico se dispone a coger su mochila, guardar su bolígrafo y calculadora, y marcharse de la clase sin protestar. Después de que el tramposo abandonara el aula, el profesor anuncia que quedan cinco minutos para terminar. Se escuchan expresiones de angustia y sorpresa.
La chica al fin se levanta y lo entrega. Al entregarlo, a pesar de no estar segura de que vaya a aprobar, siente un gran alivio. Coge su mochila y se va hacia la parada del autobús. No quiere esperar a ninguno de sus compañeros. Todo el mundo comenta cuáles eran las respuestas correctas y era frustrante escuchar que algunas no eran las que ella creía. Llega el autobús y sube a él. Éste tiene pocas personas dentro. Sentada en el autobús, observa lo tranquilo que se veía el instituto y resopla aliviada. Irá a casa a dormir, pero tenía que esperar semana y media más o menos para conocer su nota final de matemáticas. Piensa en lo feliz que sería si aprobase y en cómo disfrutaría de las vacaciones. Mientras el autobús comienza a avanzar, a la chica le vence el sueño poco a poco, y recostada en la ventana se queda dormida. Había sido un día algo complicado para ella y estaba bastante cansada.