domingo, 27 de octubre de 2013

Uno crece

Es imposible atravesar la vida sin que una amistad nos decepcione, sin que algo salga mal ya sea trabajo, relación, problemas familiares...., sin equivocarse, sin que nadie de la familia fallezca... Ese es el "costo" de la vida, por decirlo de alguna manera.
Sin embargo, lo importante no es lo que suceda sino como reaccionamos ante estos hechos, porque si nos ponemos a coleccionar heridas, seríamos incapaces de volar, por el contrario si sabemos como actuar seremos más felices y podremos alcanzar todo aquello que nos propongamos sin importar el que dirán.
Uno crece cuando hay esperanzas, cuando queda voluntad, cuando no perdemos la fe, cuando aceptamos la realidad. Uno crece asimilando todo lo que deja atrás, construyendo lo que tiene por delante y proyectando lo que puede ser el porvenir.
Crecemos cuando nos superamos como personas, cuando nos valoramos y valoramos a los demás, cuando abrimos caminos dejando huellas, teniendo experiencias... También crecemos cuando nos imponemos metas sin importar comentarios negativos, cuando solo cumplimos con aquello que queremos hacer. Uno crece cuando enfrenta el invierno aunque las hojas caigan o cuando nos marcamos un camino aunque se levante polvo, aunque todo no sea como esperamos... Crecemos ayudando a los demás, conociéndonos a nosotros mismos y dándole a la vida más de lo que recibimos, cuando nos plantamos para no retroceder, cuando nos defendemos para no dejar de volar. Entonces es cuando realmente uno crece y cuando se da cuenta de que esto es así.
Uno crece cuando nos entregamos a los propósitos de Dios, sabiendo que eso será lo mejor para todos nosotros. Cuando dejamos que nos acompañe a lo largo de nuestra vida.