Una vez un niño despertó en la víspera de Navidad muy contento, porque unas fechas importantes para cualquier niño pequeño estaban por llegar. Pues, era el día en que como cada año Papa Noel iría a visitarlo.
Con sus 5 años, esperaba ansioso que cayera la noche para poder quedarse dormido, y para cuando despertara poder espiar el calcetín que habían puesto sus padres colgado en la puerta, pues no tenían árbol de Navidad. Se quedó dormido tarde para ver si lograba ver a Papa Noel, pero el sueño era mayor que su voluntad y se quedó profundamente dormido.
En la mañana de Navidad, vio que el calcetín había desaparecido; que ya no se encontraba colgado donde lo dejaron y que no había ningún regalo en casa.
Su padre que no tenía trabajo, observaba a su hijo con los ojos llenos de lágrimas y esperaba coger fuerzas y tener coraje para explicarle que su sueño no existía, que en aquella casa era imposible comprar algo y con mucho dolor, llama al hijo.
- Hijo, ¿puedes venir?
A lo que el hijo va a su encuentro diciéndole:
- Papá, ¿por qué Papa Noel se olvidó de mí?
Abraza a su padre y los dos comienzan a llorar. Entonces el hijo le pregunta:
- Papá, ¿ por qué tú también lloras? ¿Acaso también se olvidó de tí?
El padre le contesta.
- No, hijo. El mejor regalo de Navidad ya lo tengo, ese regalo eres tú. Quédate tranquilo, yo sé que no se olvidó de tí.
El niño le contesta:
- Pero es que los vecinos ya están jugando con sus regalos y se olvidó de nuestra casa.
El padre le dice:
- No, hijo. Y se fue con su hijo al parque a jugar durante el resto del día, volviendo ya casi de noche.
Llegando a casa con mucho sueño, el hijo va a su habitación y escribe otra carta a Papa Noel.
- Querido Papa Noel, sé que es demasiado tarde para escribirte, pero te quiero agradecer este día; el presente que me diste. Deseo que todas las Navidades mi padre olvide sus problemas y pase buenos días en mi compañía sin pensar en todo lo que le amarga, que pasemos siempre tardes maravillosas como la de hoy.
Descubrí que no solo los juguetes me hacen feliz y sí mis verdaderos sentimientos, que el Señor despierta aún más en las Navidades.
El niño se fue a dormir, pero el padre leyó la carta y a partir de ese día no dejó que nada le afectase; que los problemas no afectaran su felicidad y comenzó a hacer que todos los días fueran como aquel que había pasado con su hijo.
Porque si su hijo fue capaz de percibir que los mejores regalos que se podían recibir no eran los materiales, ¿por qué él no iba a hacer lo mismo?
Que todos hagamos que cada día sea especial valorando la amistad, el cariño y nuestros buenos sentimientos. Al final lo único que podremos llevarnos en esta vida, son los sentimientos que hacemos brotar en los corazones de quiénes queremos y los recuerdos de nuestro caminar por esta vida quedarán guardados en nuestras almas y corazones...
¡¡¡ FELIZ NAVIDAD A TODOS/AS!!!
