Érase una vez
una princesa desdichada
que con su príncipe soñaba
y nunca él aparecía.
Sus mañanas eran largas
y en las noches no dormía.
Su almohada llenada estaba
de lágrimas entristecidas.
¡Pobre niña ilusionada!
No encontraba la alegría
y con cuentos de princesas
desde niña la dormían.
No hay comentarios:
Publicar un comentario