Abuelos, pienso que estáis durmiendo y mientras el corazón no olvide, seguís entre los que aquí tenemos que pasar por ese amargo trago y daría lo que fuera por escuchar vuestras historias o sentir vuestras caricias de infinita ternura.
Sabemos que es ley de vida pero cuesta mucho hacerte a la idea y siempre seguiréis presentes en nuestras vidas. Vosotros descansáis pero aquí nos dejáis un gran vacío.
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