Atesoradores de cariño son los abuelos y proveedores de sabiduría.
¿A quién no le contaron sus abuelos una y otra vez la misma historia?
Quizá nos la contaron infinidad de veces y se lo recordábamos para que cambiaran.
Se producía el silencio...
Tal vez, solo necesitaban ser escuchados.
Ahora, ¿cuánto desearías que te volvieran a contar aquella misma historia sentado a la mesa con ese ingrediente "secreto" del plato de las abuelas y a rebosar hasta verte bien saciado?
Hasta eso momento, no podías parar ni levantarte de la mesa. No habías terminado.
Su única preocupación era que no faltara nada.
Cristi Alabarce