Pudiste soportar sinuosos senderos, a veces no tanto, que seguramente harían que los pasos no fueran tan seguros como quisieras, pero estoy segura que conseguiste dejar huellas, como ya conseguiste dejar en nosotros un día; huellas de esas que marcan para siempre y de las que agradecemos a la vida por ponernos en el camino a alguien tan maravilloso como tú.
Ahora al llegar a la culminación del Camino, siguen las emociones a flor de piel, al descubrir que aunque en tramos estabas sola en otros no porque llevabas en tu pensamiento a aquellas personas que para ti son importantes, tus amig@s, tu familia, tus niñ@s... y llegaba la transformación, el ver la vida con una mirada distinta con cada etapa conseguida, con cada sonrisa, con el cansancio, las ilusiones... con el mismo cariño con que alguien oraba porque todo te fuera bien y tuvieras un buen Camino.
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