martes, 8 de diciembre de 2015

AQUELLA ROSA...

Demasiadas veces me quedé en silencio, sin respuesta, deshojando una flor marchita que se aferraba a la vida queriendo dejar alguna huella de que un día estuvo en aquel lugar. Tan solo, quería devolverle su vida, como el hombre que pone todas sus fuerzas y energía para pronunciar una palabra.
Y es cuando sus ojos me dejaron de guiar con una simple mirada que entendí que se marchaba pero también que nadie la olvidaba.

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