sábado, 3 de noviembre de 2012

Examen final

Ella pasó toda la noche estudiando y recordando para su examen final de matemáticas. No había obtenido buenas notas en los exámenes parciales. Nunca había entendido bien eso del álgebra, de las ecuaciones... Siempre habían sido una pesadilla para ella, por mucho que estudiará las reglas de cada cosa no era lo suyo. Después de dos horas de sueño se levantó con pereza e invocaba al espíritu santo para que todo aquella vez le saliera bien y aprobar el examen, le rezaba a todos los santos. Sentada en el autobús, camino a la escuela, repasaba los problemas que sabía podían caer. Al llegar a clase, las mesas ya estaban separadas para evitar que se copiaran los compañeros. Se empezaron a repartir los exámenes y un folio. La chica, echa un primer vistazo y quiere llorar, de repente, ya no se acuerda de nada.
Después, intenta leer con más calma el examen. Se da cuenta de que puede hacer el problema número dos. Observaba a su alrededor, algunos compañeros concentrados, escribiendo y tecleando en la calculadora, y otros, con la mirada perdida, típica del que no sabe nada. Pero, ella sigue avanzando y en cuestión de media hora más o menos, ha hecho ya casi la mitad del examen. No es que comprendiera lo que hacía, pero memorizaba todo lo que podía.
Después de recordar los problemas que pudo, llega a otros más complejos. Revisa los problemas que le faltan, pero no los entiende. Aún así resuelve unos pocos problemas más, pero sin recordar el procedimiento que debía seguir.
Era una mañana soleada y un poco calurosa. Se podía observar por las ventanas la ausencia de nubes. Por un momento ella no sabe que hacer y se entretiene mirando una pareja de novios que están afuera, sentados en un banco. El profesor se pasea por la clase y mira su examen. Al verlo, nota que los últimos problemas no están bien resueltos, enarca las cejas, resopla y sigue su camino. Esto pone más nerviosa a la chica, que según ella debía de sacar una muy buena nota para aprobar.
Una alumna con minifalda y tacones altos se dirige hacia el profesor. Al pasar, deja en el aire su olor a perfume. Sus pasos resuenan en toda la clase. Los chicos no dejan de mirar a la coqueta, dejando en segundo lugar el examen. La muchacha tutea al profesor y le plantea sus dudas, pero lo que quiere es asegurarse de que todo el examen está correcto, por lo que el profesor le mira el examen. Cree estar segura de que aprobará, pero no está totalmente segura. Vuelve a dejar el olor a perfume mientras regresa a su mesa y el ritmo de sus tacones vuelve a resonar.
El tiempo corre y algunos alumnos entregan el examen ya. Los más aplicados lo han resuelto todo bastante bien. Otros se dan prisa en entregar el examen porque no saben nada más.
- Quince minutos para que acabe el examen- dice el profesor.
Algunos alumnos exclaman preocupados, tratando de resolver los problemas que le faltan. La chica del principio tiene dos problemas que no sabe como plantear y decide dejarlos en blanco. Revisa rápidamente los problemas que resolvió y piensa que ya es hora de entregar su examen.
- Diez minutos para terminar el examen, jóvenes- vuelve a anunciar el profesor.
Decide entregarlo, pero cuando se va a levantar escucha alzar la voz al profesor.
- ¿Qué es esto?- pregunta  a un alumno, al descubrir una hoja con los problemas resueltos.
El alumno se queda callado. Resignado, espera sentencia. El profesor le coge el examen, le pone un cero y le dice al alumno que se vaya. Todo el mundo que allí quedaba se queda mirándolo. El chico se dispone a coger su mochila, guardar su bolígrafo y calculadora, y marcharse de la clase sin protestar. Después de que el tramposo abandonara el aula, el profesor anuncia que quedan cinco minutos para terminar. Se escuchan expresiones de angustia y sorpresa.
La chica al fin se levanta y lo entrega. Al entregarlo, a pesar de no estar segura de que vaya a aprobar, siente un gran alivio. Coge su mochila y se va hacia la parada del autobús. No quiere esperar a ninguno de sus compañeros. Todo el mundo comenta cuáles eran las respuestas correctas y era frustrante escuchar que algunas no eran las que ella creía. Llega el autobús y sube a él. Éste tiene pocas personas dentro. Sentada en el autobús, observa lo tranquilo que se veía el instituto y resopla aliviada. Irá a casa a dormir, pero tenía que esperar semana y media más o menos para conocer su nota final de matemáticas. Piensa en lo feliz que sería si aprobase y en cómo disfrutaría de las vacaciones. Mientras el autobús comienza a avanzar, a la chica le vence el sueño poco a poco, y recostada en la ventana se queda dormida. Había sido un día algo complicado para ella y estaba bastante cansada.


2 comentarios:

  1. Y al final, qué pasó???
    Aprobó????
    Un beso Cristi y buen fin de semana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, sí aprobó jeje Es una historia real de mi vida de estudiante. Esa chica soy yo. Besos y ya feliz inicio de semana.

      Eliminar