martes, 16 de octubre de 2012

Llegó el otoño

De los árboles caían la hojas. Los días se acortaban, como los paseos al atardecer, como las conversaciones cuando conocidos se encontraban.
El otoño era la estación del año que más le gustaba. La única en la que no sentía sola, sino acompañada más bien por la naturaleza. La vida se le hacía más pausada. Se sentía identificada con esta estación.
Para muchos triste, melancólica... el otoño era para ella la mejor época en la que compartir emociones, sentimientos, vivencias pasadas. Según ella al anochecer dedicaba mayor tiempo de oscuridad para derramar lágrimas de felicidad, o para compartir momentos.
Puede que para quién la observara desde la lejanía no existiese sentido a la sonrisa que casi siempre mostraba. Pero era sincera. Sonreía al recordar a esas personas a las que un día había amado y quería aún, esas que no se pueden olvidar. Quería su felicidad.
Poco a poco la noche caía y apenas quedaba nadie en la calle con quién hablar, por lo que apresuró sus pasos en dirección al albergue donde se estaba quedando y pronto se iría a dormir, a soñar con ellos, a pensar en quienes más quería.
Mañana sería otro nuevo feliz día de otoño.

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